“Menos del 5% de las artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero 85% de los desnudos son femeninos”. Con esta consigna, el colectivo feminista Guerrilla Girls denunció, hace ya más de treinta años, la situación de la desigualdad de género en los museos de artes visuales modernas y contemporáneas.
Es sabido que, con el paso del tiempo, las mujeres dejaron de ser solamente aquello que inspiraba a los hombres para crear arte y comenzaron a protagonizar, cada vez con más fuerza, la creación de arte misma, volviéndose sujetos creadores. Sin embargo, este avance no siempre ha estado aparejado con un aumento significativo de su participación en el lugar por excelencia de la escenificación artística: los museos.
¿Qué significa esto? Que si bien han aumentado las aspiraciones de las mujeres para volverse artistas, la lógica de los recintos artísticos sigue estando configurada para reconocer primordialmente el trabajo de los hombres. La paradoja es ésta: hay mujeres artistas, pero sus obras siguen siendo menos expuestas que las de los varones.
En la UNAM esta #TendenciaDeGénero se verifica si comparamos dos realidades: la matrícula de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) y la proporción de piezas expuestas por mujeres en los principales museos de artes visuales de la Universidad.
Si observamos la distribución porcentual por sexo de la FAD, notamos que, de 1960 a 2015, la presencia de mujeres ha pasado de 10.6% a 68.4%. Ese aumento de más de 50% tiene que ver, en parte, con los cambios en los planes de estudio que dieron lugar a la carrera de Diseño desde los años setenta, pero también con un aumento real en el número de mujeres que optaron por el campo de las artes visuales. Así, la FAD es una de las entidades académicas donde, con el paso de los años, la asimetría de género se ha invertido: hoy está compuesta en su mayoría por estudiantes mujeres.
La mayoría de mujeres en la matrícula de la FAD (68.4%) contrasta con la realidad de los museos de artes visuales de la UNAM, donde, si tomamos en cuenta el sexo de quienes exponen piezas, las cifras se invierten: en las exposiciones temporales de 2016 del MUAC, el Chopo, el MUCA y El Eco, las obras de las mujeres artistas nunca alcanzan el 40% del total de trabajos exhibidos. Al contrario, las piezas de los hombres sobrepasan siempre el 50% e incluso llegan a niveles de hasta el 72%.
Por supuesto, es preciso notar que la matrícula de la FAD y el porcentaje de piezas de mujeres y hombres en los museos no están directamente relacionados. En los recintos artísticos pueden exponer artistas que provienen de orígenes académicos distintos a la UNAM. Aun con esto, es significativo reconocer que el dato sobre la creciente formación de mujeres artistas no es paralelo al aumento de su protagonismo en los espacios más importantes de exhibición de sus trabajos en la Universidad.
Los códigos del arte no suelen tomar en cuenta al género como un elemento relevante de sus procedimientos de selección y exposición. Es decir, a nombre de la sofisticación y el valor artístico, se elige lo “artísticamente” mejor pensando que no tendría por qué importar si quien lo creó es hombre, mujer, un sujeto con otra identidad sexo-genérica o un colectivo.
No obstante, surge la pregunta sobre cómo la selección de piezas para exposiciones podría estar orientada bajo lógicas que reproducen la mayor valoración del trabajo de los hombres, no necesariamente por el hecho de ser hombres, sino por el prestigio que va alcanzando su obra gracias a la movilización de recursos materiales y simbólicos que impulsan sus trayectorias y, por ende, hacen más apreciadas sus piezas.
Si, por una parte, no existe un criterio institucional que dicte la preferencia por el trabajo de los hombres y, por otra, la presencia de mujeres en las artes crece cada vez más, ¿por qué entonces al estudiar la distribución porcentual por sexo de las piezas expuestas se detecta una clara segregación a favor de los varones?
Esta pregunta es relevante a la luz de los datos en los recintos artísticos de la UNAM tanto para sus procesos de adquisición como para sus exhibiciones. En las colecciones permanentes, las obras de las mujeres nunca sobrepasa el 25%. En las exposiciones temporales, el dato aumenta, pero no llega al 50%.
Hay un terreno de las artes visuales donde la presencia de las mujeres incrementa: el ámbito de la curaduría. En los principales recintos de artes visuales de la UNAM siempre es mayor el porcentaje de curadoras que de autoras de piezas. En 2016, la proporción de curadoras fue de 33% en El Chopo, 47% en el MUAC, 50% en El Eco y 80% en MUCA Roma.
Con estos datos detectamos cómo, en realidad, las mujeres están ingresando al campo artístico y cobran fuerza en los espacios importantes de la gestión institucional de las artes visuales, pero aun así sus trabajos no llegan a estelarizar, con la misma magnitud que los hombres, las salas de exposición.
Un texto que puede ayudar a conocer la situación de las mujeres en la curaduría es: http://www.arteinformado.com/magazine/n/dominio-femenino-en-la-gestion-del-arte-latinoamericano-en-museos-y-centros-de-eeuu-5554
Visibilizar, sensibilizar, buscar la igualdad en los procesos de adquisición y exposición de piezas de los museos. En México, diferentes grupos de artistas, curadoras y estudiosas feministas del arte ya se han pronunciado sobre la presencia asimétrica de obras de mujeres y hombres en los recintos artísticos no sólo de la UNAM sino de los principales circuitos de arte contemporáneo.
Un referente en Estados Unidos son las Guerrilla Girls. Te invitamos a conocer su historia y sus proyectos de crítica al sexismo y la segregación que afecta a las mujeres artistas en los museos.
©2017